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jueves, 15 de marzo de 2012

CAPITULO 1,2, Y 3



       capitulo 1º

       Localización permanente I


Aunque no sé muy bien como contar la historia.  Si ya es difícil contar una historia, imaginaros una historia presunta.    Que no es lo mismo que una presunta historia.  Empezaremos por el principio.  Ernesto era un hombre normal, muy perseverante, de 35 años.  Era un chico deportista, practicaba muchos deportes, rapel, escalada, natación, triatlón, artes marciales y un sinfín más de deportes.  Aunque como no, tenía tiempo para todos, solo los practicaba cuando el tiempo se lo permitía.  Practicaba también, un arte marcial minoritario, pero debido a que era una persona que le gustaba el arte.  Siempre buscaba el diseño perfecto.  Durante toda su vida buscaba ideas para aplicar y añadir a ese arte marcial; pues era un hombre autodidacta.  Para desarrollar una nueva visión de este arte.  En la que contuviese un alto grado de filosofía, otro toque de ciencia, algo de físico y por último, un toque de meditación.  Con la idea de crear un arte marcial muy completo.  Durante muchos años se preparo para entrar en la policía local metropolitana, pues era algo más que un trabajo para Ernesto, era un modo de ver la vida.  Pero nunca tuvo suerte en las oposiciones.  La vida es azar, siempre no haya parámetros controlados por personas y sus intereses.  Solo lograba aprobar oposiciones,  para periodos de interinaje, en una gran capital de provincia donde estuvo año y medio aproximadamente.  Y luego aprobó otra plaza de interino en una localidad a sesenta kilómetros de Valence.   Aunque  era una persona perseverante, la suerte no estaba con él.  Quizás fuese demasiado torpe.  Pero siempre había sido una persona muy trabajadora y humilde.  Y sabía que con el trabajo en este mundo siempre se consigue algo.  Pero iba a ver como la vida le iba a enseñar, los giros que puede dar la vida.  Lección que él iba a aprender e iba a intentar superar.  Pues no hay obstáculo que no se pueda superar con humildad y perseverancia.  Y él partía de esa premisa.  
Una de las grandes frases que le enseño su padre en su niñez fue, “en esta vida no hay nada imposible de superar, aunque hay cosas muy, muy, muy improbables de superar,  pero si eres humilde y perseveras encontraras el modo de solucionarlo”.  Recuerdo que luego apostillaba, todo tiene solución si tienes paciencia, o por lo menos una solución aceptable.  Cuando te tiren al suelo levántate, si te vuelven a tirar al suelo, vuélvete a levantar con humildad pero con perseverancia. 

El caso es, que nuestro Ernesto se encontraba trabajando ya casi cuatro años y medio en la policía metropolitana de Satira, en periodo de interinaje.  Debido a que era una persona afable, tenía bastantes amigos.  Amigos o conocidos, nunca se sabe dónde está la línea.  Pero con lo que le iba a pasar se iba a definir el significado de estos dos conceptos muy claramente.  Además de aclarar lo que es la confianza.  Su trabajo escondía muchas cosas, una complejidad escondida en su sencillez, una extrema libertad escondida entre la responsabilidad y el derecho.  Libertad en la realización del trabajo, mientras se siguiese la línea de la legalidad.  Un trabajo en el que cada día podía ser diferente y de hecho era así.  Pero entre todas esas peculiaridades, también había trabajos monótonos o repetitivos.  Y uno de los más repetitivos, era el paso escolar que se realizaba dos veces al día.  Y un lugar totalmente ordinario, que se iba a convertir en el percutor de esta historia.  Y por tanto, os dejo con la historia.


PROXIMAMENTE EL SEGUNDO CAPITULO.


Capitulo 2               
Localización permanente II

Esta historia, comienza aquí, en el lugar donde vivía nuestro protagonista, en una localidad de 8000 habitantes.  Una localidad tranquila.   Lo que habitualmente llaman pequeña ciudad dormitorio, ya que se encontraba jalonada por grandes ciudades, la cual la surtían de servicios y lugares de ocio.  Por ello, no se podía hacer mucha vida social, en esta pequeña localidad. 



Y esta era su casa y su patio.  (dibujo tipo croquis, de domicilio del protagonista)
(solo en novela original)


CLIKEA Y SIGUE LEYENDO


Delante de su casa, pasaba una carretera con dos carriles; un carril para cada sentido.  A unos cincuenta metros a la derecha, la carretera hacia un sutil giro hacia la derecha e iba paralela a un barranco.  A mitad de calle, había un acceso hacia el interior de la población.  Por el lado contrario, a unos ciento cincuenta metros había una rotonda.  Enfrente tenía un parque muy poco utilizado, pues estaba situado a las afueras del pueblo.  Lugar donde vivía nuestro protagonista.  La carretera, que cruzaba de un lado a otro el domicilio de Ernesto, era muy poco frecuentada pues se habían abierto un bypass, alrededor de la localidad, disminuyendo drásticamente la circulación, hacia ya muchos años.  Pero sigamos con la historia.
No se puede precisar muy bien la fecha en la que comenzó el hecho, según contaba nuestro protagonista.  Pero si pusiésemos un año, sería el 2011. Y si pusiésemos un mes, Abril.  No ponemos una fecha exacta, pues posiblemente llevasen meses y meses bajo vigilancia antes de darse cuenta, nuestro protagonista.   Pero él, nos cuenta que es lo que sintió y captó todo el proceso. 
Ernesto, comenzaba su día de trabajo con normalidad.  Era un hombre muy observador y detallista en todos los sentidos.  Detallista en sentido personal, familiar, y en su vida habitual.  Le gustaba decir:  “detalle con detalle se paga”.  Y solía adelantarse a los detalles antes que los demás; Pues siempre hay que dar ejemplo.  Si quieres que te traten bien, hay que tratar bien.   Pues se solía preocupar por la gente con la que trabajaba y se relacionaba.   También intentaba fomentar el buen rollo entre la gente con la que trabajaba.   Esto, favorecía un trabajo más agradable y al fin y al cabo fomentaba la colaboración entre compañeros.  Para él, el trabajo era un disfrute, pues hacía lo que deseaba hacer, proteger y resolver problemas y discusiones vecinales.   Pero no podía imaginarse la sorpresa que le iba a deparar la vida y el cambio que ello iba a provocar en su persona y su forma de entender un nuevo enfoque de la sociedad.  También, era una persona muy despistada;  Sobre todo cuando no centraba su atención en las cosas vánales de la vida, pero en cambio era obstinado en las cosas que tenían importancia para él; y en las que creía.   Y la mayoría de las personas con las que se arropaba; eran personas que daba mucho valor a los valores, valga la redundancia.  Siempre buscaba  dentro de las personas, las respuestas que normalmente esconden, unas veces con más suerte que otras.   Cosa muy poco habitual de discernir, pero el que busca encuentra. 
Pero introduzcámonos en la historia.   Esta historia comenzó para nuestro protagonista, un día que se dirigía a puesto de trabajo.  Y mientras salía de su casa de Vindaña, le pareció curioso que al salir de casa siempre hubiese una persona no conocida en la zona y en un punto estratégicamente útil para la observación de la salida del patio de la casa de nuestro protagonista.  Ayudado por vehículos  que pasaban por la carretera de enfrente del patio de su casa, periódicamente.  En cuanto el observador, no escondido y observable a primera vista.  Se encontraba estático a pie o metido en un coche, a la salida del vigilado, activaba el seguimiento.   Y estos informaban de su salida, a los vehículos que se encuentran a la espera, fuera de línea visual.  Estos realizan las pasadas por delante, del vigilado, periódicas.  En cuanto el vigilado salía a la calle y se asomaba por el patio, el proceso se iniciaba.  Un día,  se encontraba a un hombre en un coche; otro día se encontraba otro hombre en un coche distinto, pero en  lugar opuesto;  otras veces, encontrábamos una persona sentada en el vehículo, en el lugar del acompañante.   Y en cuanto salía nuestro protagonista de su patio, otra persona salía en ese momento del patio vecino, o simplemente se asomaba y se dirigía en dirección contraria con el móvil.   Esa persona desconocida de esa barriada,  subía al coche y realizaba una acción lo más natural posible, casualidades.  Y así lo iban variando.  E incluso,  jugando con varias posibilidades a la vez, con más de un vehículo, o personas.  Hasta que identificó a varios de ellos, los cuales relacionaba con la seguridad pública, pero solo de vista.   Aunque ellos no le conocían.  Perdón en aquel momento si le conocían, pero por una vía que no le hubiese gustado nunca, como vigilado.   Aunque, bueno dejemos el tema, digamos que eran personas, que destacaban y no conocidas de la zona.  Cosa muy poco habitual, en una población de aproximadamente ocho mil habitantes y con más de treinta años viviendo en el lugar.  Le resultaba extraño.  Por eso simplemente, nuestro personaje observó y vio como actuaban, día a día.  Nunca mejor dicho, lo de actuar.   Ernesto se dispuso a observar: si utilizaban el teléfono móvil; si tenían marcadores; si se miraban entre ellos.  Pero todo realizado con sutileza los primeros cuatro días.  Pues, si mirabas con brusquedad, podían pensar que los habías captado, y tener conocimiento de que me había dado cuenta.  Y el sistema variaría, como pasaría, cuando dijese lo que pasaba a mis amigos del trabajo.  
También observaba cómo funcionaban los enlaces.  Los enlaces, ósea los vehículos que cuando comienza la vigilancia tomaban el relevo de los que vigilaban estáticos la zona.  Pues estos enlaces, hacían la función de relevar a los que verifican la salida.   La verdad que en ese momento, notas como observas que hay un proceso de seguimiento, pero a nuestro personaje no le cuadraba que fuese contra él.  Pero aunque llevaba tiempo con esas coincidencias.  No sospechaba nada.  Aunque en las salidas y  las entradas en su casa o en el trabajo, y también en los locales, se repetía el "modus operandi", diariamente.   Y el mismo procedimiento se repetía y repetía durante la entrada y salida de su base metropolitana, con el mismo procedimiento que en su casa.   Ernesto en ese momento, no entendía nada.  Aunque lo confirmaba, día a día.   Pero no se podía creer lo que estaba ocurriendo.   Casualidades, casualidades, en un seguimiento más de dos casualidades, es un modo de operar.  Pero para tener la certeza de que se te está realizando un seguimiento, necesitas una sucesión de casualidades, durante varios días mínimo.   Ernesto recordó a una persona, que le  dejó huella y eso que tuvo pocas conversaciones con ella, pero siempre productivas y deductivas.  Muchas veces no valoramos a las personas, en su justa medida.  Tan solo lo valoramos, cuando no las tenemos cerca.  Pues esta persona le caló muy profundo.  Si Ernesto, tuviera que explicar cómo era esa persona.  No sabría explicar cómo era.  Era extraña, deductiva, inteligente y con toques de genialidad.  Ernesto creía haber hablado con todo tipo de personas, pero esta persona le sorprendió.  Sobre todo, como era capaz de explicar algo, un ejemplo o frase certera.  Para que lo entendáis,  era una persona que conoció hace ya muchos años.  Llamémosle, garganta profunda.   Aunque más que garganta profunda, le llamaremos la señora de los bombones, pues casi siempre, le tocaba invitarla a Ernesto.  Habitualmente, a un bombón.  Pero bueno, el conocimiento no tiene valor ni precio.  Este personaje, manifestaba ser una persona muy importante.  Pero que no podía decir donde, ni en que trabajaba.  Aunque Ernesto, escuchaba todo lo que contaba.  Se lo podía imaginar.  Y siempre hablaban de sistemas de seguimiento e investigación, de materiales y empresas de seguridad y que cosas había hecho en su antigua vida laboral.  Cosa que, posiblemente ayudase a comprender porque sabía tanto. O quizás lo hubiese convertido en su Hobby.  Ella siempre, contaba ejemplos en los que ella, decía que había participado.  Ernesto no tenía muy claro en que parte de la implicación.  La verdad que a veces, parecía que le estuviese contando una película.  Pero bueno era una gran conversadora, quizás fuese, debido a la edad o a lo rara que era.  No pegaba que una persona contara esas cosas, con un toque muy divertido y genial.  Ernesto escuchaba siempre con mucha atención, pero con un toque de: “seguro que la señora está exagerando o todo lo que cuenta es mentira”.
Pues bien unos lustros después...  Seguimiento a nuestro protagonista, Ernesto.  Pero Ernesto, recordó aquello que le dijo su amiga; Y sus palabras fueron: en los seguimientos profesionales, para no ser vistos, se relevaban y se iban pasando el testigo como si el vigilado fuese un testigo en una carrera de relevos”.    Ernesto recordó la frase, porque le pareció graciosa.  También recordó, que para saber cuando eras seguido, había que estar muy atento.  Y a su frase la apostilló con otra frase magistral,  “Si alguna vez, te vigilan.  Entre otros puntos debes sospechar, cuando en tu vida se sucedan muchas coincidencias encadenadas, en situaciones paralelas, entonces sospecha”.
En ese momento, Ernesto, comenzó a sospechar y a tener la mosca detrás de la oreja.  



Luego aprendería, que era porque, en ese momento las situaciones eran manipuladas y preparadas o mejor dicho alteradas, utilizando los medios disponibles, tanto policiales como no solo policiales. 

Para probar lo que Ernesto quería probar, necesitaba saber todos los pasos y estrategias que realizaban sus observadores, ademas de sus cambios de estrategia.   Y para ello solo debía observar,  en eso consta una contra vigilancia.  Así que si observabas con paciencia y cautela,  podías saber cuál era la intención.  También podías conocer que querían saber y responder muchas más preguntas.

Claro, nuestro personaje, era una persona racional y coherente.  Y de buenas a primeras, no se iba a poner a pensar en un seguimiento policial y menos a su persona.   Simplemente, por que hubiese algunas coincidencias, en su día diario.  Eso no le iba a hacer pensar que le seguían.  Y más, sin hacer nada ilegal.  Por eso recordando, las palabras de la señora de los bombones, que aunque le pareciera graciosa.   En esos momentos sus frases habían cogido protagonismo.  Y Ernesto entendió que sus conversaciones  con la señora, fueron productivas; dándose los bombones por bien pagados.  Por tanto, gracias a sus teorías de las coincidencias,  Ernesto fijó su atención en las salidas y entradas.  Salidas y entradas tanto de su casa, como base policial o entrada a otros domicilios y locales; y por supuesto al coche.  Y claro, era casualidad pero en todos los casos tenia a alguien observando.  Bien con pasadas de vehículos o con pasadas de personas a pie o escondidas en el interior de vehículos cercanos.  Estos controlaban las salidas de todos los sitios y  las entradas.  Por supuesto, no estaban pegados a él, tocándolo, pero si muy cerca.  Por lo menos a primera instancia y a este nivel de seguimiento.  Más adelante ya contaremos como se ubicaban.   Seguimos por donde lo dejamos, en ese momento, nuestro personaje no tenía claro que pasaba y si le estaban siguiendo o tenían otro operativo en dicho lugar.  Por lo tanto, siguió con las grandes lecciones de la señora de los bombones.  “Cuando quieras discernir, de si es a ti o no es a ti al que siguen, debes experimentar e ir descartando poco a poco a los acompañantes”.   Aunque en este caso era indiscutible.  Pero puedes descartar en el caso de que fuese a un compañero u otra persona que viviese cerca de ti.  Todo ello descartado.   Claro, Ernesto, ya en ese momento veía como existía un dispositivo en su casa y que le acompañaba desde la salida en aquel mismo momento.  Pero como las dudas había que discernirlas con orden y pruebas basadas en hechos fehacientes y tangibles.   Él siguió las palabras de la señora de los bombones e intentó ser racional.  Lo más racional posible.  Y se puso manos a la obra, recordando todo lo que pudo de lo que le contó la señora de los bombones.  Y se dispuso a observar.  Lo más necesario era confirmar el seguimiento.  Claro, en ese momento Ernesto no estaba nervioso.  Primero porque no había confirmado nada, simplemente que al salir de su casa y durante el día, había observado coincidencias raras y muy sospechosas.  Incluso sus compañeros de turno, solo dos al principio, les notó raros.  Y Ernesto, no les había dicho nada para que ese cambio de actitud se produjese, con su persona.  Además, tenía mucha confianza con ellos.  Por eso pasaba algo extraño.  Y las preguntas raras, se sumaban a los servicios.  Preguntas que buscaban una respuesta escondida. 



Un ejemplo seria: cuando una persona  quiere saber algo de otra persona sobre un tema conflictivo, como sería su opción sexual.  No te preguntan: ¿eres Gay?, directamente.

Pero si le podrías decir: “Ves, mira, ese chico es gay.   Y ayer le pegaron, pobre.  Es que la gente siempre ataca a los más débiles.  ¿Tú qué piensas?”.   Provocando que tú hables del tema y responda a la pregunta que deseabas saber.  Es solo un ejemplo, puesto que preguntaba sobre otras cosas. 



Por tanto, tuvo que atender y escuchar para ver hacia donde iban enfocadas esas preguntas.  Si podéis debéis memorizarlas, pues os dirán que son lo que buscan, si no en el mismo momento cuando menos lo esperéis salta la libre y esas preguntas os dan la respuesta.  Y en algún momento de ese proceso os puede ayudar a conocer, o saber que está pasando.  Y eso que me conocían bien, porque le contaba todo sobre mí, muy extraño, no creéis.  Cosa que ahora como consejo, nunca confiéis en ninguna persona en vuestra vida, habitual, nadie hace nada por nadie, en esta vida.  Esto me había convertido de ser una persona que confiaba en todas las personas, a perder la confianza en ellas.  Vale quizás, no en todas.  Pues las cosas cambian y luego todo es aprovechado según el interés o intereses.  Hay que ser reservado en la vida, es una virtud.  Yo pensaba que había que compartir ideas y experiencias.  Y al final del libro, aprenderéis que no hay que confiar en nadie en la vida.   Todos son amigos cuando el interés les acerca, pero cuando el interés cambia el sentido, todos defienden su ascua.  A sí que lo mejor es tener conocidos, incluso en el trabajo,  pues nuestro personaje aprendió que no tuvo que haber fomentado el buen rollo en su trabajo, sino pasar desapercibido, eso es faena del los jefes.  Pues un buen jefe, debe fomentarla, si le interesa tener a trabajadores felices en el trabajo, "el buen rollo".  Ahí se extralimitó, tuvo que haber realizado su trabajado y a casa.  Lo malo es que a nuestro personaje le gustaba su trabajo.  Pero en todo error, está el aprendizaje que se saca y remendarlo.  Que todo el mundo es amigo, hasta  que algún interés entra en escena.  Pero siempre hay una excepción, que hará que esta regla se confirme.
Pero sigamos con la historia,  en esos momentos de la historia, Ernesto también encontró raro a uno de sus jefes.  Que luego me ayudaría.  Pero por supuesto, era inteligentísimo, busco un momento en el que estaba solo, y me comentó una frase 
y luego salió de la habitación.  Y las frases son muy importantes.  El segundo, salió de su mesa.  Con lo que puesto de ordenes vivo, ordenes realizo y me dirigí a su mesa y me fui.  Gracias a dios, en ese momento, utilice la trituradora por última vez.  Desde ese momento, todo iba a dar una gran vuelta en la vida de Ernesto.  Y los detalles siempre hay que valorarlos, un gesto, una palabra, una acción.  Siempre hay que devolverlo pase el tiempo que pase.  Si se tiene oportunidad.
Sigamos con el seguimiento, Ernesto se tomó cuatro días para confirmar el seguimiento.  Llamémoslos de control.  En los que se partía de cero, para evitar predisposiciones.  Repase todo lo que sabía de seguimientos.  Que la verdad, salvando lo que aprendí en las charlas con la señora de los bombones.  Era muy poquito, prácticamente nada, vamos lo que sabe cualquiera.  Y muchas de las cosas eran erróneas.  Pero Ernesto, en poco tiempo buscó las claves que había que tener para tener una mínima base.  Y la iba a poner en práctica.  Ese día, Ernesto estuvo muy tenso a la hora de salir de su casa.  Mientras salía por la puerta, su cuerpo se iba entumeciendo, a medida que se iba acercando a la puerta de salida del patio, la cual daba a la calle.  Y la tensión ahora sí, hacia presa y mella en el cuerpo de nuestro personaje.  Solo tenía que bajar un piso para encontrarse en la calle.  Ernesto trabajaba de turno de tarde, por ello salía a medio día.  Aunque intentaba disimular, lo intento.  Pero creo que no pudo, porque estaba muy angustiado.  Una vez en la puerta del patio, dio un par de miradas rápidas.  Con más nervios y ansiedad que disimulo.  Pero captó al personaje que no cuadraba, vamos que no era del lugar y destacaba.  Mientras me acercaba al coche, en el lugar del que estaba aparcado, veía como pasaban tres coches por la carretera en la que vivía.  Poco después pasaron dos en sentido contrario, y eran vehículos camuflados, todos portaban los marcadores que más adelante explicaremos.  Que no es que lo supiese por nada extraordinario, simple observación y un detalle que no recuerdo. 
Ernesto me dijo una vez:
Recuerdo que una vez, una de las personas respetables o no, que en su habitualidad estaba ser amigos de lo ajeno, me dijo:
-         Mira ese es tu coche, y aquel de tal, y este de cual. 
-         Tío, ¿pero cómo lo sabes?
-         Pero que te crees, que los amigos de lo ajeno somos tontos.  
Me sorprendió, que conociesen incluso, cuál era mi coche particular.  Pero nada es bueno saber que aquellos, que viven de no ser vistos, conozcan los coches de los policías. Yo tome nota.   Además, poco después lo confirme la mayoría de los que viven de jugar con la línea legal, saltando de un lado al otro de la línea, los conocían. 
Pero, sigamos con la historia.   Ernesto, se dirigió hacia su coche.  Y de hecho, observo como los que esperaban su salida le echaban su miradita furtiva o encubierta.  Una vez arrancó el coche, se dirigió a la población en la que trabajaba, de unos cuarenta mil habitantes.  Y vio como se iba repitiendo el proceso.  Pero para que os hagáis una idea, desde que salió del coche hacia la autovía, observó cómo iba acompañado por un grupo de coches detrás y otros delante, sorprendentemente cercanos, pero que en una situación real no te darías cuenta porque se iban relevando, utilizando para ellos las salidas e incorporaciones naturales de la vía.  Salen dos entra uno, sale uno entran tres luego salen otros, etc.… Y casualmente, todos tenían los marcadores.  En el grupo delantero se iban repartiendo uno por cada salida de la rotonda; y por el camino por el que iba con habitualidad, le seguían de dos a tres coches; y desde la rotonda hasta la siguiente del grupo de atrás, le adelantaron varios. Estos echaban una ojeada sutil mientras realizaban el adelantamiento.  Siempre había uno detrás, que se iba relevando; o bien en tramos largos si no había relevo, alargaba su estancia.  Pero si veían que sospechabas, los relevos eran más repetidos.   Cosa que los primeros cuatro días, no eran los relevos tan largos porque no hacia aspavientos ni miradas claras, hacia ellos.  Mientras  memorizaba su procedimiento.  Acumulando una media de tres a cinco coches antes de la siguiente rotonda, todo muy sutil y muy normal.  Pero nuestro personaje, veía como en la siguiente rotonda los vehículos delanteros se iban repartiendo por las salidas y aunque no siempre la mayoría de las veces por el lugar de mi ruta habitual, proseguían algún vehículo más, en el reparto de salidas.  Claro todo eso puede ser casualidad, no vamos a pensar que me están siguiendo por eso.  Tras llegar a la autovía, me esperaba una recta de cincuenta y cinco quilómetros a cien o ciento diez kilómetros/ hora.  De viaje relajado hasta mi trabajo.  Y seguimos analizando el comportamiento, del presunto seguimiento.  Poco a poco, Ernesto, veía como iba siendo acompañado por una media de cuatro vehículos delante y cuatro detrás.  Por supuesto, tenían la posibilidad de cuando lo necesitaban cubrir los tres carriles de la vía.  Cada cierto tiempo, te adelantaban y luego salían de la autovía o aprovechaban las salidas para frenarse y dejarse caer y poder echar un vistazo disimulado.  Denominémoslos, vehículos quemados u observadores en vehículos quemados.  Estos adelantamientos o dejadas caer de los vehículos, tenían una función, observarte para ver que hacías; y en el caso de ser localizados poder cambiar estrategias, días posteriores en la elección del tipo de vehículo.  Y veían si sospechas o no.  En el caso que se diese cuenta el vigilado; te adelantan o se dejan caer, habitualmente eran de dos en dos.  Cuando ya sabes que te siguen, esta misma función, sirve para que sepan a cual captas y a cual no, para utilizar el mismo tipo de vehículo o no y ver de qué sospechas.   Por eso juegan y te estudian, para ver cómo seguirte sin que sospeches.   Pero aquí veremos un sistema universal, para comprender el sistema básico y aunque no puedes evitar que te sigan si poder denunciarlo o intentarlo, para proteger tus derechos.  Otra cosa es que te dejen, pues nunca nadie ha podido, pensad porque.  En el caso de que te sigan, siempre piensas que es el posterior el mas importante; no tenemos en mente que sea el posterior el que tiene la visión global de la vigilancia.   Es como si te echasen la caña, para ver si sabes que estás siendo vigilado.  Y ver donde picas y donde no.  Entendiendo que juegan con todas las ventajas.   Y los que quedan detrás son los que se cercioran si lo sabes o no.  En la mente, tenemos grabado que la persona que nos sigue es siempre el de atrás, como en las películas.  Siendo parcialmente cierto.  En  los seguimientos se juegan con estos prejuicios, o predisposiciones mentales.  Para llevar a buen puerto su vigilancia.  Y siempre pensamos que si ese nos adelanta; no imaginamos que el siguiente, sea el que te descubre, si sospechas.  Y en eso consta un seguimiento, en engañar a nuestras predisposiciones y prejuicios.  Con ello podremos seguir a una persona, incluso cuando lo sabe.  Pero lo que fue más espectacular, es ver que utilizaban las salidas y las incorporaciones de la autovía para relegar o refrescar el seguimiento.  Claro solo era un día.  Por lo tanto, un día no dice nada, puede ser todo, una casualidad.  O eso deseaba pensar, Ernesto. 
Ernesto llegó hasta su localidad de trabajo, Sátira.   Cuando llegó al trayecto de entrada hacia su trabajo, ya tenía gente preparada en puntos estratégicos.  Cuando digo "estratégicos", me refiero a visualmente estratégicos. Ya explicaremos lo que es línea visual.  Estos irían cantando su localización y toda la información necesaria para aportar al centro de coordinación y recogida de información del vigilado.  Que podía estar en uno o varios coches, en un local o en todas a la vez, e ir adaptándose a las vicisitudes del terreno.   Ernesto entró en su trabajo y si que ya nada estaba igual.  Pues aunque estaba excesivamente callado, centrado en solo un objetivo, observar.   Y llegar de la sospecha, a la certeza.  Si se estaba produciendo el hecho que sospechaba, aunque cada vez tenía más claro.  El día, fue muy apagado.  Y mientras patrullaba, no conducía, porque siempre iba con otro más antiguo.  Aprovechaba y observaba.  Y cuál fue su sorpresa, que el sistema de relevos, se iba repitiendo, aun dentro de la localidad.  Pero no solo con vehículos, sino con observadores a pie, como a mi llegada.   Mientras patrullaba, solía pasar por casi todo el pueblo, varias veces por turno.  Gracias a ello, veía los lugares donde repetían observador u observadores, y tomaba nota mentalmente.  En ese momento, el trato con las personas que me rodeaban de la localidad, empresarios de bar, vecinos, era normal, con matices.  Matices, con la peculiaridad de que ya se habían observado cambios sutiles, tiempo atrás.  Los cambios, solo fueron apreciados en los locales que frecuentábamos periódicamente, por circunstancias laborales.  Pero sin poder precisar el tiempo.  En cuanto a mi grupo, los cambios coincidieron con el cambio de actitud en los locales más habituales, pero solo en dos, luego a lo largo del mes todos cambiarían, conforme se fueron enterando.  
 Y al final, paso el día, Ernesto estaba como perdido y absorbido por la situación.   Pero, si noto algo muy extraño en el paso de peatones, lugar en el que no estaba en movimiento estaba estático.   En ese punto, la vigilancia cambio, hay era donde la vigilancia se realizaba realizando pasadas sobre él.  En ese momento, Ernesto pasaba a ser considerado un punto estático, que vigilar.   Un punto estático en un paso de peatones, al que vigilar. Claro, imaginaros al poner en un punto donde llevas casi cuatro y medio trabajando, donde conocía a todas las personas que solían pasar y solían ser amonestadas verbalmente por utilizar el móvil o por no utilizar el cinturón.  Solo amonestaba verbalmente, pues no podía pararlos y denunciarlos, pues era más importante el paso de peatones y que no atropellasen algún crio, como mucho podía apuntar matriculas, si tenía esa suerte.  Pero el fijar la atención en dichos pasos, me ayudaba a reconocer a los conductores.  Solo denunciaba,  cuando eran muy, muy, reincidentes y me era posible pararlos con garantías de seguridad, y por supuesto la matricula completa.  Siempre que no ofreciese lugar a dudas, que fuese el mismo conductor.  Del mismo vehículo.  Y estaba totalmente seguro de la infracción.  Con lo que, Ernesto apuntaba las matriculas, en sus cuadernos de trabajo, para recordar los reincidentes y situaciones complejas, aunque dejaba siempre hueco para situaciones o actuaciones raras.  Pues nuestro protagonista, consideraba que un error; incluso dos, puede tenerlo cualquiera.  Mas es dejadez y desconsideración a una norma.  Pero en una sociedad en crisis, había que evitar cargar de denuncias a ciudadanos que ya tienen bastante con sobrevivir.  Y más inmersos en una crisis mundial.   Por lo tanto, antes de castigar una infracción administrativa y denunciar siempre dejaba un margen al error; tanto de la persona, como del suyo propio.   Pues un descuido o la mala suerte e incluso a la certeza de equivocarse con la matricula, hay que estar seguro de todos esos baremos.  Pero con la amonestación verbal, se le indicaba a la persona que se estaba atento en el trabajo y que se vigila por su seguridad.  Cosa que daba buen resultado y poco a poco se iban cambiando las costumbres o coincidencias o errores o mala suerte.  Pues una sanción, no debe ser por afán recaudatorio, sino con el fin de reeducar o dar seguridad.   Pero la realidad, es que es muy difícil acertar, pues al que denuncias siempre piensa que el agente está equivocado.   Vamos que es preferible educar que sancionar la mayoría de las veces, como si de una campaña informativa se realizase, en las cuales se están inmersas todo el año.  Pero muy útil y efectiva, pues la mayoría de  la gente siempre intenta seguir la ley.  El caso era, que gracias a su trabajo,  conocía a todo el mundo y como respiraban.  Pero en ese momento, fijó su atención, y fue cuando dio con la situación y la solución, las dos cosas.  Que posiblemente se diese con anterioridad, pero no me diese cuenta por no haber prestado atención debida o no haber pensado que podía estar dentro de un seguimiento, aunque sí note días anteriores las mismas coincidencias y personas que no cuadraban.  Pero, en ese momento, nuestro protagonista ya fue cuadrando tiempo atrás algunas irregularidades en su entorno.  Nuestro personaje, ya llevaba observando cosas extrañas en los pasos, en cuanto al paso de los vehículos.  Además, de la reincidencia de su cabo de enviarlo siempre al mismo paso, durante más de una semana.  Y fijó su atención, en los detalles más mínimos.  Y comenzó a ver rotaciones de vehículos.  En estas rotaciones pasaban con vehículos cambiados, en los que iban por ejemplo más de uno.  Luego pasaban con vehículo distinto pero rotando de conductor.  Además de otras, situaciones poco habituales.  Bueno pero llamémosle casualidad, tampoco vamos a sospechar así a las primera de cambio.  Y siguió observando. Y por supuesto cuando se preparó para volver a su domicilio y salió de base.  Volvió a sorprenderle la situación, al salir por la puerta que daba a la estación de autobuses, eran las 22 horas, aproximadamente.  Y al salir, donde tenía el vehículo apartado. Ya tenía uno en la zona controlando, como un paseante aleatorio, pero que podía dar fe, que había subido a mi coche.  Así que dije casualidad, y retrasé la salida del lugar.  Y observabas como se sucedían los viandantes por dentro de la estación, totalmente inusual a esas horas.   Por supuesto, no a la vez, sino escalonados.  Comprobándolo, ya que alargaba mi tiempo de espera antes de salir.   Y mi cabo asomándose, por la ventana, supuestamente para confirmar la salida.  Cosa inusual, no lo había hecho nunca.  Nada más salir de la estación, vio como pasaba una secuencia de vehículos uno de ida dos de vuelta y cuando me decido a salir veo a un vehículo parado en el acceso a una rotonda, con tres personas en el interior.  El cual estaba parado a mitad de calle y a su llegada a la rotonda se puso lentamente en marcha, ya llevaba las luces encendidas, en ese caso.  Y en pocos minutos ya estaban detrás de Ernesto, casualmente.   Hasta la siguiente rotonda, donde este vehículo le dejó y en la siguiente rotonda, se encontró con cuatro vehículos, que casualmente llegaban a su misma rotonda.  Tres eligieron, la vía por donde salía Ernesto.   Los otros dos vehículos salieron por las otras dos vías distintas, tanto el de enlace, que controló la salida en primera rotonda, como el segundo de control en segunda rotonda (utilizado de relleno para disimular).  Porque a esas horas, no era habitual esa situación.  Lo habitual era trafico cero o como mucho uno.  Y menos que se repitiese con variaciones de un día a otro, cambiando número de coches y situaciones, pero siempre estaban y se salían de la normalidad a esas horas.   Mientras, Ernesto capto a un hombre dentro del coche observando el paso de vehículos por la rotonda intermedia.  Y ya me encamino a realizar el camino de vuelta a velocidad fija entre cien y ciento diez kilómetros por hora.   Y se repite el mismo procedimiento de vuelta.  Pero como es mejor una imagen que mil palabras.



 Veamos: 8 croquis explicativos, sucesivamente para explicarlo mediante una secuencia.

Aunque las variantes son muchas, el sistema en global es el mismo.  Los que se quedan atrás cambian de vehículos y recuperan posiciones.  Y algunos guardan posiciones estáticas en cruces.
Debido a que el trafico es mucho menor a esa hora, en vez de seis delante y seis de atrás.  Solo llevo cuatro, muy separados, uno justamente detrás que se va relevando aleatoriamente, pero todos casualmente, otra casualidad con los focos altos, no todos.  Mientras en cada relevo de vehículos que acceden de las incorporaciones, se repiten los adelantamientos de dos en dos, mínimo.  Todo muy normal, o no, pues los viajes a esas horas eran más tranquilos, lo que no era, él caso.  A su llegada a su domicilio, vio como ya había un hombre en un coche esperando dentro.   Aparque,  observando que para las horas que eran había demasiado mas gente de lo normal en la calle y ninguno era conocido.  Además, de que el paso de vehículos por la carretera era demasiado periódico y anormal para esa hora.  Bueno casualidad, seria, o no.  El caso es que me asome, varias veces a mi balcón y siempre había un mínimo de una persona, además del paso periódico de vehículos por delante de mi casa, a una hora en la que el tráfico es cero.  Recordemos que en algunas ocasiones en vez de uno colocaba más de uno, pero en otra localización.
Cuando ya supieron que lo sabía, el primer cambio fue reducir por la noche la cantidad de vehículos en la autovía, mas relevos, en el que estaba inmediatamente detrás y utilizaban mas las gasolineras como puntos de observación y cambio de vehículos.


continuara la proxima semana

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